Crónica de la presentación de “Cuerpos: las otras vidas del cadáver” de Érica Couto-Ferreira

Crónica de Paco Mancera Romero de la presentación de “Cuerpos: las otras vidas del cadáver”
Huele a formol.

Crónica presentación del ensayo CUERPOS: Las otras vidas del cadáver de Érica Couto-Ferreira.


El pasado viernes 28 de Abril de 2017 se presentó en Málaga, concretamente en la Librería Áncora, el ensayo Cuerpos: Las otras vidas del cadáver de la doctora en etnoanatomía y partonomía del cuerpo humano en las lenguas sumeria y acadia, Érica Couto-Ferreira editado en la colección Carnevale de la malagueña GasMask Editores.
Nos dio la bienvenida Enrique, el gerente de la coqueta librería Áncora. Enrique nos recordó que la primera presentación que se realizó en la librería fue precisamente una obra de GaskMask (Cruzando la puerta Mágica de Sir Arthur Conan Doyle) y que era un placer volver a tenernos en la librería presentando un nuevo ensayo. Cedió la palabra a los hermanos GaskMask: Miguel Ángel y Javier de nombre y Wolfville de alias.


Miguel Ángel nos relató que fue la propia Érica la que les propuso dos proyectos: un proyecto sobre literatura asiria y otro el ensayo que nos ocupa. La escritura de este curioso texto le tomó un año, ya que ciertos capítulos surgieron por si solos, sin estar proyectados, al calor (poco, pues ya son cadáveres) de lo narrado.

La idea central del libro es descubrirnos los curiosos usos que se realizaban con el cuerpo tras su deceso, sus otras vidas tras la muerte. Arranca en la edad media y se centra en los siglos del XVII al XIX. Curiosamente en estas épocas los despojos del óbito podían tener usos muy llamativos para nuestras mojigatas costumbres actuales. Javier destacó que existe una ley máxima: nos vamos a morir y aunque la muerte nos iguale a todos, no quiere decir que todas las muertes sean iguales. Hay muchas muertes distintas, dependiendo de la cultura y sobre todo hay usos (¿abusos?) muy distintos del cadáver dependiendo de quién se era.


Pasaron a relatar anécdotas, suculentamente macabras, de las distintas técnicas de preservación de los restos mortales, ya sean del cuerpo completo o de alguna de sus partes. Destacaron, por su excentricidad respecto a los cánones actuales, los petrificadores. Estos petrificadores eran artistas que competían entre sí por convertir un cadáver en piedra con la pose más bella, más artística… llegando incluso a plantearse la petrificación como una forma de enterramiento. De haber triunfado sus tesis viviríamos rodeados de estatuas de difuntos, más vividas que algunos vivos.
También despuntan interés las momificaciones por motivos políticos. Destacan la de los padres de la patria italiana (incluso contra su voluntad), verdaderas reliquias laicas. Esta práctica no distinguió ideologías, ya que también se momificó a Lenin y por las mismas razones los comandos americanos que mataron a Osama Bin Laden también destruyeron su cadáver para evitar que sus despojos pudieran ser adorados por sus seguidores presentes y futuros.
Curiosamente se puede interpretar este libro como un ensayo sobre la belleza, más que sobre la muerte. Estos ejercicios de dotar de belleza a la muerte son un intento de normalizar algo que actualmente apartamos y escodemos de nuestra vida y vista. En esta misma línea, normalizar la muerte, cabe interpretar las extendidísima costumbre de fotografiar, vestidos con sus mejores galas, a los cadáveres posando con sus deudos. Uso que quedó desfasado a finales del XIX.


Como epítome de este culto a la belleza del cadáver, destacaron la obra moralista La suicida castigada (la suicida punita) realizada por Ludovico Brunetti que presentó y ganó un premio en la Exposición Universal de Paris de 1867, consiste en la tanización (conversión en cuero de los tejidos del cadáver) de una joven suicida. Como castigo eterno por su pecado (suicidarse) el ¿artista? Brunetti momificó a la muchacha y aprovechando las marcas que los garfios dejaron en su cadáver, al sacarlo del rio, creo e incrustó serpientes que martirizan por siempre su cuerpo.
La presentación de los hermanos Wolfville siguió plagada de detalles curiosos referidos por Érica en el libro. Por ejemplo los referidos al oficio de verdugo y su profesionalidad, a los vampiros, tan de moda hace unos años o a los viajes de Evita Perón una vez muerta y embalsamada. Sin embargó el libro no ahonda en el manido tema de las momificaciones en el antiguo Egipto. Nos desvelaron que han quedado suficientes temas en el tintero, que de tener éxito este libro, ensayista y editores se plantearían una nueva entrega que los recogiera.
Una vez abierto el turno de preguntas del público surgieron temas interesantes,  como el futuro de los cuerpos crionizados.
Cruzamos la malagueña plaza Uncibay hasta un local de restauración cercano donde iniciamos un intenso tercer tiempo. Curiosamente no aparecieron las bebidas espirituosas, pero la cerveza mano y se revertió como el Huang He (Rio Amarillo) que el sin par grupo Los Toreros Muertos (grupo nunca mejor traído) visionaron en su gloriosa canción Mi agüita amarilla de 1987. Se habló mucho sobre nuevos proyectos, se hicieron peticiones de colaboraciones, que fueron aceptadas frente a mis narices y oídos, pero las callaré hasta que lleguen, a final de años, las efemérides que van a honrar.
by PacoMan 


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